A la espera del IPC a nivel nacional de Indec, la inflación de los trabajadores se aceleró el sexto mes del año. Fue traccionada por las alzas de tarifas. Marcó el final de la desaceleración de precios que promociona el Gobierno Nacional.
La inflación de los trabajadores que releva mensualmente el Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y el Centro para Concertación y el Desarrollo (CCD), se aceleró 0,4 puntos frente a mayo y alcanzó en junio una suba del 5,1 por ciento.
La inflación interanual llegó a 282,7 por ciento y la suba acumulada en el primer semestre del año fue de 88,3 por ciento, según la UMET. Los precios de servicios como electricidad, gas y agua traccionaron al alza la dinámica general.
«De modo similar a los últimos cinco meses, la desaceleración de la inflación en junio estuvo asociada a dos factores: la estabilidad del dólar nominal (que volvió a subir en torno al 2 por ciento mensual), y que la inflación internacional (precios de importaciones y exportaciones) mostró una tendencia declinante, en especial los precios en dólares de los cereales y oleaginosas, que tienen un gran impacto (directo e indirecto) sobre la inflación doméstica», asegura el informe.
Por concepto, la medición estuvo motorizada por Vivienda, que subió un 10,7 por ciento en el mes, principalmente por las alzas de electricidad y gas; y transporte que trepó 5,1 por ciento, destacándose alzas en subte y naftas. El resto de los capítulos también marcaron subas, aunque por debajo del promedio mensual. Entre ellas se destacan comunicaciones que aumentaron 4,5 por ciento, el rubro educación subió 4,4 por ciento en el mes, recreación y cultura aumentó 3,7 por ciento.
Un poco menos acelerados se ubicaron equipamiento del hogar (+3,3 por ciento), Indumentaria y calzado (+3,1 por ciento), Alimentos y bebidas (+3 por ciento) y Salud (+2,2 por ciento).
La contracara del aumento de los precios es el bolsillo de los y las trabajadoras, cuyas paritarias no acompañan el ritmo de la suba, que se traduce finalmente en una distribución regresiva del ingreso que UMET se encarga de analizar en la segunda parte del informe.
«En promedio, el ingreso per cápita familiar de los hogares se contrajo 15,1 por ciento interanual en el primer trimestre de 2024. Todos los estratos de ingreso perdieron contra la inflación, lo que augura una notable suba de la pobreza y la indigencia cuando el Indec dé a conocer las mediciones en septiembre», asegura el documento y alerta que «las caídas fueron mucho más profundas en los estratos más pobres que en los más acomodados. En el decil 1 (10 por ciento de menores ingresos), el poder adquisitivo cayó 26,1 por ciento interanual, mientras que en el decil 10 (10 por ciento de mayores ingresos) un 11,3 por ciento. Es por ello por lo que la desigualdad subió y alcanzó el mayor nivel desde 2008».
«Esto se debe a que la recesión afecta proporcionalmente más los ingresos de los trabajadores menos calificados, por lo general más sujetos a trabajos precarios y con alta volatilidad en las horas trabajadas, que suelen ser muy procíclicas. A su vez, la baja del impuesto a las Ganancias a fines de 2023 favoreció mucho más a los trabajadores de los deciles 9 y 10 que al resto. Esto explica por qué en este estrato la caída del poder adquisitivo fue mucho más moderada», agregaron.
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