Entrevista a Daniel Carbonetto, el economista histórico del MTA: “Néstor fue un peronista cabal. Pensó y actuó como tal”, enfatizó.
“Cristina es la mejor de nosotros, los peronistas”, afirma Daniel Carbonetto a TIEMPO ARGENTINO. Sostiene que en la Argentina de hoy no existen situaciones económicas graves y que el gran problema es político. La puja, sostiene, es por quién va a conducir el destino del país los próximos 20 años.
–Varios años han pasado desde su propuesta en 2001 para salir de la Convertibilidad. ¿Cómo ve la actualidad del modelo?
–Bien. Muy bien. Es otro país. La de los últimos diez años es la mejor gestión política económica desde Perón. Claro con alzas y bajas, errores y aciertos, como en cualquier gestión, pero no se puede dejar de ignorar que en la década se crearon más de 5 millones de empleos, se incorporaron a más de 2,5 millones de personas a la jubilación, se fundaron más de diez universidades, se recuperaron la ANSES, YPF y Aerolíneas Argentinas, se creo el Fondo del Bicentenario, la AUH, el Pro.Cre.Ar, el Progresar, se logró modificar la carta orgánica del BCRA y, sobretodo, fue fundamental haber recuperado los convenios colectivos que permiten regular la puja distributiva. Esto es un cambio estructural sin precedentes, similar al que hicieron Perón y Evita. En suma, no se trata de un modelo. Se trata de un nuevo proyecto social que intenta transformar la Argentina. Transformar una economía agraria en una economía industrial, una sociedad oligárquica en una sociedad democrática, una sociedad excluyente e individualista en una sociedad inclusiva y solidaria, un proyecto dependiente en un proyecto de independencia e integración latinoamericana. Se están sentando las bases para que cada niño que nazca en nuestro país tenga las oportunidades de seguridad alimentaria, educación y vivienda digna que le permitan pensar y soñar con un destino feliz. Recurriendo a las palabras de la presidenta de la nación “se trata de generar más valor agregado en aquellas áreas donde las condiciones actuales nos benefician y la perspectiva de futuro nos apremia como dirigentes para hacer las cosas bien”.
–Linda definición.
–Sí, sin dudas la mejor entre nosotros. Digo, los peronistas.
–Pero, ¿usted no cree que hoy estamos en estanflación?
–(Se ríe) Permítame. Hay un sector de la sociedad que se queda con el viernes y no mira el lunes. A mí también me pasó. Yo tuve que salir del país en los setenta porque pensaba distinto, tengo 70 años, en mi vida fui asesor de Velazco Alvarado, del primer gobierno de Alan García, de Duhalde en el momento que hacia implosión la Convertibilidad. De todas estas experiencias aprendí muchas cosas. Pero sobre todo que la política, es decir la correlación de fuerzas de un grupo social con otro para llevar adelante un proyecto de sociedad, pesa más que las limitaciones u oportunidades económicas. ¡En la Argentina hoy no existe ningún problema económico demasiado grave! ¡El gran problema es político! ¡La puja por quién va a conducir el destino del país los próximos 20 años. ¿Volvemos a los noventa aggiornados o se profundiza la tarea hercúlea realizada por Néstor y Cristina en la última década? Le contesto no desde mi formación académica sino de mi experiencia militante.
–¿Usted fue asesor de Néstor Kirchner?
–No, ¡me hubiera gustado!
–Pero lo aplicado en los últimos diez años es gran parte del modelo económico que usted pregono desde el Centro de Estudios del MTA. Y algunos dicen que es su modelo
–(Sonrisas). No es así. Es más simple. Soy peronista. Pienso y actuo como peronista y mi propuesta estaba basada en el modelo de Perón. Néstor fue un peronista cabal. Pensó y actuó como tal.
–¿Podría ser más específico?
–Es fácil. El neoliberalismo sostiene que su enfoque de la economía es una ciencia objetiva pero en los hechos aparece como un dogma que no se puede negar ni hace falta demostrar. Es casi como una religión y así lo reconocen algunas universidades y lo aplican algunas empresas. Nosotros nunca entendimos la economía de esa manera.
–¿Usted dice que duda de la academia por Harvard y Cambridge?
–¡Claro, por supuesto, ¡a eso dediqué mi vida! Los peronistas pensamos que quien tiene el poder define o al menos influye en gran parte de la historia. Esta idea está presente en cada uno de nuestros militantes, en cada sindicato, en cada unidad básica. La economía es apenas un subsistema de la política.
–Aun así, no cree que la inflación unida a la devaluación del primer trimestre se transforman en un ajuste de los que usted siempre criticó?
–Mire, no existe economía que quiera crecer aceleradamente que no deba asumir algunos puntos de inflación, sino lea a Paul Krugman en sus ultimas declaraciones al respecto de EE UU Y la CEEU. Lo que está en juego es la discusión de un proyecto nacional. La entrega o la soberanía. Siempre se trató de eso. Cuando la oligarquía terrateniente y financiera intentan una corrida cambiaria, cualquier economista que conozca los multiplicadores del ingreso y monetarios sabe como proceder. En mi opinión procedieron bien. Se puso un nuevo valor al tipo de cambio y se confió en la puja distributiva. Para eso están los convenios colectivos.
–¿Qué me dice de la restricción, externa, de la falta de dólares?
–La falta de dólares es un mito neoliberal. Eso es falso.
–Pero, ¿la restricción externa para usted no pesa?
–Sí, por supuesto, ya lo explican muy bien Diamand, Setti, Curia y otros grandes economistas del proyecto nacional. Otros lo sufrimos como yo particularmente en el Perú después de años de neoliberalismo o el compañero Moreno aquí en el segundo período del kirchnerismo. Pero no se debe confundir una restricción de corto plazo con una de largo.
–¿No se entiende? ¿Hay o no, una restricción externa?
–Me explico. Cuando usted se hace cargo de una sociedad que sufrió por un largo periodo el neoliberalismo se encuentra con una ventaja. Elevado desempleo y sistema empresarial subutilizado. En estas circunstancias basta con producir un reflujo de la demanda (Keynes). Eso alcanza para elevar el nivel de ventas de las empresas, el empleo, la actividad y acercarse al pleno empleo. Pero luego vienen los problemas.
–¿Cuáles son esos problemas?
–El de la política y el proyecto social y económico que se quiere llevar adelante. En este dilema es central tener en cuenta la productividad del trabajo en términos relativos al contexto internacional y a las circunstancias históricas. Sin tener en cuenta estas variables es sumamente complicado abordar los problemas, entre ellos, el de la restricción externa. A la Argentina le sobran dólares, de su producción agropecuaria, de su producción minera y de su potencial energético. Vaca muerta será, ya lo está siendo, no sólo la autosuficiencia energética sino también en términos de cuenta corriente dos veces o mas lo que fue la soja. Existen reservas de gas y petróleo, comprobadas y extraíbles, equivalentes a siete PBI argentinos. Es una dimensión enorme. Una oportunidad y una amenaza.
–¿Podría decirse que para usted no es importante la economía?
–Todo lo contrario, la economía es fundamental para el presente y el futuro de nuestra Nación. Lo que le estoy señalando es que el neoliberalismo, que se ha presentado como ciencia de la economía, al menos en los últimos 35 años, ha fracasado sucesivamente para explicar la historia. Es un paradigma caduco pero su sustitución demandará tiempo Se le han aplicado sucesivos parches y conduce siempre e inexorablemente a lo mismo: Recesión y crisis. Es hora de remover el paradigma en sus propias bases y reconocer, como mencionamos al comienzo, que la economía es un subsistema de la política, no al revés, es decir que el diseño del destino común no puede estar en las manos del mercado.