La presidenta que le ganó a 347 tapas de Clarín

El equipo de investigación de Tiempo Argentino relevó las portadas de los últimos 15 meses. Por primera vez en la historia, la oposición del gran diario argentino, que publicó el 78% de sus títulos negativos y sólo el 7,1% positivos, no se vio reflejada en la mayoría del electorado que en las PASO eligió a Cristina Fernández con el 50,21% de los votos.

Hasta hace poco tiempo, los dueños del Grupo Clarín se ufanaban ante funcionarios públicos y extranjeros, empresarios y dirigentes de la Argentina y de otros países del mundo de su capacidad de daño sobre los gobiernos democráticos. El poder del discurso único, repetido de manera dogmática por los más de 200 medios de comunicación que integran el multimedios y la capacidad de marcar agenda se resumía en una frase: “nadie resiste tres tapas de Clarín en contra”. Esta especie de ley consuetudinaria fue indiscutida durante las seis décadas en las que el principal grupo mediático del país pudo dictar los temas de conversación de la mayoría de los argentinos, por lo que se arrogó interpretar y ser el “sentido común” de las clases medias. Sólo algunos políticos se habían atrevido a ponerle palabras a ese poder, como Raúl Alfonsín cuando dijo “les pido que lean el Clarín que se especializa en titular de manera definida, como si realmente quisiera hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo argentino”. Otro radical como César Jaroslavsky que resumió “hay que cuidarse de ese diario, ataca como partido político y si uno le contesta, se defiende con la libertad de prensa”. O Luis D’Elía: “Ustedes son una pistola en la cabeza de la democracia argentina.”