El gobierno británico restringirá aún más la inmigración.
El gobierno británico del conservador David Cameron usó ayer a la reina Isabel II para hacerla leer ante el Parlamento un discurso en el que se anunció la decisión de ponerle frenos al acceso de inmigrantes al país. Durante el tradicional “Queens Speech”, la reina habló sobre una nueva ley migratoria que “garantizará que este país atraiga a gente de calidad”. El discurso real –en el que se presentan ante la Cámara Baja las líneas de acción diseñadas por el primer ministro– es en realidad redactado por el gobierno.
La ley limitará el acceso de los inmigrantes a la sanidad gratuita del país, introducirá multas más fuertes para los empresarios que contraten a extranjeros indocumentados y evitará que los inmigrantes en situación ilegal en el país puedan obtener la licencia de conducir. También se les dificultarán las condiciones para acceder a prestaciones o a las viviendas sociales. La ley –que en sus grandes trazos había sido explicada en marzo pasado por Cameron– también facilitará la deportación de criminales extranjeros y limitará los derechos de apelación.
