Las CGT y las CTA impulsan sus propios procesos de unidad a nivel provincial. Ante la inexistencia de una oposición política homogénea y fuerte al oficialismo radical, muchos sindicalistas se perfilan para ocupar ese espacio vacante.
El sindicalismo mendocino atraviesa el mismo proceso que el conjunto gremial nacional, hablando de “unidad” en su propio tono y tiempos, pero en un contexto de creciente rechazo a los gobiernos nacional y provincial.
Según un artículo de Los Andes, las diversas expresiones locales del sindicalismo se ven las caras más seguido a medida que suben las disconformidades y los reclamos por las subas de precios y tarifas. Los dirigentes gremiales amagan o adoptan posturas más combativas y crecen las distancias con el gobierno.
Los principales dirigentes provienen abrumadoramente del amplio arco político opositor (peronista, kirchnerista, massista o de izquierda) que mantiene fuertes diferencias de fondo con un frente gobernante radical-macrista. Esto es particularmente notorio en Mendoza, donde la parte fundamental del gobierno es de la UCR, y sólo en algunos segundos y terceros planos del PRO, el Partido Demócrata o el Frente Renovador.
Un puñado de gremios (integrantes o cercanos a la Intersindical) quiere anticipar la fecha de la normalización cegetista, en un proceso provincial “similar a los de La Pampa, Córdoba y Santiago del Estero”, consignan. Esto no convence a las cabezas de las CGT, Rodolfo Calcagni (Sipemom) y Jorge Córdova (Supeh), quienes han acordado esperar a que todo se resuelva primero a nivel nacional.
Los partidarios de la “normalización ya” integran el denominado Movimiento de la Lealtad Sindical, conducen gremios privados medianos y pequeños y se muestran más opositores al Gobierno. El martes pasado llevaron a cabo un plenario en Aguas Gaseosas y el fin de semana redactaron el pedido a Calcagni para que convoque al plenario normalizador de la CGT que -justamente- él prefiere postergar para después del 22 de agosto. Dos de los dirigentes más activos de este sector son Rolando Firmani (Lecheros) quien solicita “una CGT movilizada y en la calle”.
Y Oscar Arancivia (Sutiaga) que reclama un plenario normalizador con sindicatos “en igualdad de condiciones”. Proceden de vertientes progresistas del peronismo y mantienen buenos vínculos con los gremios estatales más movilizados de las CTA, es decir con ATE y SU TE. También comparte esta postura el titular de Satsaid (TV), Marcelo Aparicio, un kirchnerista cercano al emblemático ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
Por su parte, las dos CTA mantienen una diferencia frontal con el gobierno de Alfredo Cornejo, que se evidenció en los desacuerdos y decretos salariales del primer semestre. Y que ahora reaparece durante el segundo semestre con el rechazo oficial anticipado a los pedidos de reapertura de paritarias y con la continuidad de los planes de lucha.
Roberto Macho de ATE, afirmó que “vamos a pedir formalmente la reapertura. La reapertura no tiene que ver con lo que nosotros hagamos, sino con la necesidad que tengan los trabajadores”. Mientas que desde la otra CTA, Gustavo Correas del SUTE, opinó que “Cornejo no puede ser un Gobernador obtuso que no vea la necesidad de sobrevivir a la inflación y a los tarifazos”, disparó
ATE tendrá asambleas esta semana y el SUTE avanzará en la preparación de la Marcha Federal de agosto. El SUTE, que conduce Adrián Mateluna, es el mayor gremio estatal de la provincia. Como CTA, esta semana demandó a Ecogas por no respetar el fallo de la jueza federal Olga Pura de Arrabal que fijó un techo de aumento al gas del 80 por ciento para Mendoza.