LAS FOTOS DE SAN CAYETANO EN ARGENTINA

Ruegos y promesas al santo para lograr el trabajo en tiempos de crisis libertaria

La festividad del día de San Cayetano, en homenaje al presbítero Cayetano de Thiene, defensor de los pobres y enfermos, canonizado por el papa Clemente X en el año 1671, trastoca la vida en el barrio de Liniers. Son miles de personas las que se acercan a rogar el favor de mantener el trabajo o conseguir uno para subsistir en este contexto de desocupación, pobreza e indigencia bajo el gobierno de Javier Milei. “Están vendiendo el país, nos están llevando hasta el loro, y vamos a quedar en la miseria”, se lamenta Fanny, una empleada de casas particulares. Ella integra ese universo de los que participan de la vigilia y que desde el lunes se encuentran acampando en las inmediaciones de la iglesia y el santuario ubicados en Cuzco 150, a pocos metros de la estación de tren. La iglesia fue el punto de partida de la movilización hacia Plaza de Mayo que convocaron centrales obreras, movimientos sociales y organismos de derechos humanos, en repudio a las políticas de ajuste de Milei.

A lo largo de la calle Byron, desde la intersección con Cuzco y por más de cinco cuadras, se extiende el acampe de los fieles que una vez más hacen la vigilia para recibir el día de San Cayetano. A un costado se ha instalado una hilera de baños químicos junto a un camión de AySA con agua potable. De las vallas que delimitan el despliegue de carpas y reposeras cuelgan banderas en agradecimiento al santo patrono. Además de las panaderías, verdulerías o kioscos que permanecen abiertos, sobresalen las santerías. Rosarios, souvenirs y numerosos objetos religiosos se ofrecen para acompañar el ruego. Frente a la iglesia, se instaló un escenario en donde, como cada año, bandas de folklore animan la velada. “San Cayetano, amigo del pueblo, danos un corazón más solidario”, reza la inscripción en la parte superior de la estructura de madera.

Foto: Enrique García Medina

El frío de la noche y la amenazante lluvia no son impedimentos. La gente llegó preparada, con sus pilotos, paraguas y abrigos, además de alimentos, bebidas, cigarrillos y hasta algún juego de cartas para amenizar la espera.

El hombre se acerca hasta un tacho de basura para vaciar su mate. Se llama Félix, es jubilado y hace diez años que asiste a la vigilia. “Más allá de que algunas cosas se den y otras no, siempre tenemos fe en San Cayetano, y en su día especialmente”, contó a Página/12. “La situación está bastante difícil en general, porque aumenta todo y los ingresos no alcanzan”, añadió y sostuvo que la marcha a Plaza de Mayo es necesaria. “Cuando las cosas no se hacen bien, tenemos que manifestarnos. Hay que hacer notar a nuestros gobernantes que existimos”. En la misma sintonía se expresó Fanny, una empleada de casas particulares que agradece al Patrono por el pan de cada día pero no deja de criticar al Gobierno por la realidad del país. “Yo y mi familia tenemos qué comer, gracias a San Cayetano, pero el país está muy quebrado. Están vendiendo el país, nos están llevando hasta el loro, y vamos a quedar en la miseria”, planteó.

Sobre la calle Francisco de Viedma se extiende una feria con numerosa cantidad de puestos, en los cuales se pueden conseguir espigas, velas, anillos, pulseras y adornos. Más adelante se destaca el puesto de los scouts, que ofrecen pan, mate cocido y guiso cocinado en una olla ubicada bajo la carpa. En una esquina se advierte una peculiaridad: un local de ropa “reconvertido”, que en la parte delantera del comercio vende velas y estampitas religiosas. “No es una santería, pero no se está vendiendo la ropa y necesitamos pagar el alquiler y los servicios, así que aprovechamos”, explicaron.

Foto: Enrique García Medina

De repente se escuchan aplausos. Son para recibir a los peregrinos de la Pastoral Afroargentina. Han llegado desde la localidad de Los Toldos, en Junín, famosa por ser el sitio en donde nació María Eva Duarte de Perón. Un hombre encabeza el grupo que se desplaza lentamente, portando una réplica de la Virgen de Luján y contándoles a los fieles quiénes son y de dónde vienen. “Hay fe en este pueblo hermoso, no es en vano”, dice. La gente les agradece por su esfuerzo y vivan a Mama Antula, la primera santa argentina, o al Negrito Manuel, esclavo africano que fue custodio de la Virgen de Luján en el siglo XVII. Una de las participantes es Tamara que destaca la importancia de estar presente en la vigilia: “Como integrante de la comunidad afroargentina, le pedimos la bendición y la fuerza a San Cayetano para que el Negrito Manuel pueda ser beatificado”, explicó.

Tamara considera que la situación social y laboral de la Argentina es de enorme gravedad. “Hemos transitado muchos momentos duros. Creo que este nos interpela para ver cómo organizarnos y seguir adelante. Tenemos en la historia grandes personajes de la política y la sociedad, y grandes líderes espirituales que nos han dejado un legado y un camino que hoy tenemos que levantarlo como bandera a la victoria”, aseguró. “Hay que resistir, somos un pueblo sumamente fuerte”.

Foto: Enrique García Medina

También remarcó la importancia de la movilización a Plaza de Mayo, en la que confluyen la CGT, las dos CTA y la UTEP. “Vamos a estar todos juntos, los movimientos sociales, los sindicatos, quienes no pertenecen a ninguna organización pero sí salen a las calles a impulsar esta lucha”, afirmó y sostuvo que “es necesario también para el que está caído del sistema, el roto, el que no tiene un pan para llevar a la mesa, el que tiene a sus hijos llorando de hambre, el que no tiene trabajo”. A su vez, la joven integrante de la Pastoral Afroargentina no ahorró críticas a Milei y le exigió que tenga más humanidad. “Estaría bueno que pueda sentarse acá, caminar, como hacía Perón. Tomar un mate cocido con alguien que está en situación de calle. Que entienda lo que es ese sufrimiento, que sienta lo que es que un hijo te llore porque no tiene un plato de comida”, resaltó. “Esa humanidad está faltando. Las estrategias y las teorías son maravillosas, pero hay que pensar en el que sufre con las decisiones. Me parece que a nuestra clase política le está faltando eso, sentir que detrás de cada decisión hay una persona o una familia que sufre”, completó.

Informe: Juan Pablo Pucciarelli

 

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