El pedido de intervención del Gobierno nacional atravesó las convocatorias. Frente a las oficinas de Blaquier, Taty Almeida exigió el fin de la represión y la derogación de la Constitución.
“Hoy he visto muchas columnas, unas que vienen, otras que van, pero a todas nos une el mismo objetivo: repudiar al repudiable Gerardo Morales“. A las primeras palabras de Taty Almeida, única oradora del acto frente a las oficinas de la corporación Ledesma, en el día en que se cumplieron 47 años de los siniestros apagones en Jujuy, se sumaron otras demandas, igual de contundentes: Que se derogue la Constitución recientemente sancionada en la provincia. Que cese la represión y el amedrentamiento con el que, por esas mismas horas, la policía provincial impedía que se acercasen los manifestantes a la marcha de Jujuy (ver nota aparte). Que la justicia sea completa en la con los delitos del apagón y que, en el primer año tras la muerte impune de Blaquier, se avance también sobre la pata empresaria, la única que zafó ante de la justicia. Que cese el hostigamiento judicial, también para Milagro Sala y el resto de las presas y presos políticos. Y sobre todo: que el gobierno nacional intervenga en Jujuy ante la escalada de violencia, “ya sea por la vía de la intervención como tal, o con el mecanismo que considere, pero que haga algo ya para frenar la barbarie”, coincidieron los diferentes referentes consultados por Página/12. El aludido gobernador, jefe de la UCR y precandidato a vicepresidente, mientras tanto, jugaba el juego de la interna cambiemita con una extensa carta publicada en redes sociales en la que responsabilizaba al “kirchnerismo y su mano de obra barata, la extrema izquierda” de la violencia en su provincia (ver aparte).
La convocatoria de organizaciones de derechos humanos, sociales, políticas y sindicales tuvo como epicentro la esquina de Corrientes y Reconquista. Allí, en Corrientes 415, el grupo Blaquier tiene sus oficinas. Sigue dirigida por los herederos de Carlos Pedro Blaquier, sus cuatro hijos varones y el hijo de su hija mujer, un Pereyra Iraola. La familia rankea en Forbes entre las más ricas de Argentina. “Es aquella ventana que está abierta y desde donde estuvieron filmando todo”, señaló a Página/12 Ricardo Arédez, hijo Luis y de Olga, emblemas del Apagón. Su padre fue el médico e intendente de Libertador que tuvo la osadía de querer cobrarle impuestos municipales a Ledesma, o exigirle atención médica para los obreros. Fue secuestrado por una patrulla militar que se trasladaba en un camión del ingenio. Lo liberaron, volvió a Ledesma, fue secuestrado nuevamente, continúa desaparecido. Su madre Olga marchó desde entonces por la plaza del pueblo, y lideró las marchas del apagón hasta su muerte en 2005. Murió a causa de la contaminación del bagazo, los restos de la caña quemada al aire libre por la empresa Ledesma.
“El verdadero Estado paralelo en Jujuy desde hace 120 años es Ledesma. Siguen teniendo el mismo poder. Morales no hace más que sumarse a la cadena histórica de complicidad política y empresarial. Es la misma impunidad y la misma matriz de violencia“, analizaba el hijo de dos víctimas directas de Ledesma, testigo del secuestro de su padre cuando niño. Recordaba lo simbólico de que se cumplan 40 años de marcha en Jujuy, en circunstancias tan particulares: en el primer año tras la muerte impune de Blaquier, y el primero tras el extenso juicio que concluyó en diciembre pasado e incluyó condenas a responsables de las fuerzas armadas (pero no empresariales: Alberto Lemos, mano derecha de Blaquier y administrador del ingenio en la dictadura, sigue sin ser juzgado). Y, fundamentalmente, la primera que se da en medio de una abierta, defendida y hasta celebrada represión al pueblo jujeño en democracia, y con la policía en las calles tratando de impedir o dificultar la llegada de los manifestantes.
Contra la reforma, por los derechos
“NO a la reforma, SÍ a los derechos”, fue la consigna que se leyó en la gigantesca bandera que encabezó la movilización y que se escuchó en los cánticos. Brazo con brazo con la Madre Carmen Loréfice –y junto a referentes como Mabel Careaga, Roberto Baradel, Sonia Alesso, Daniel Catalano, Dina Sánchez–, Taty Almeida leyó el documento conjunto de los organismos. “Ya no pedimos, exigimos. Jujuy es inadmisible”, advirtió. “Jujuy fue y es el laboratorio en que la derecha sigue ensayando sus métodos más violentos, que no dudarán en imnplementar si tienen éxito en todo el país”, leyó en el documento que lleva la firma de Madres Línea Fundadora, Abuelas, Familiares, Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, H.I.J.O.S. Capital, la APDH, entre otros. Mencionó a Misael Lian Lamas y Joel Paredes, dos jóvenes que perdieron la visión en sus ojos por la represión en Jujuy. Pidió “votar con memoria”.
“El gobierno de Gerardo Morales descarga una feroz represión sobre el pueblo de Jujuy, que se manifiesta pacíficamente. La movilización popular demanda ser oída, el pueblo rechaza la reforma de la Constitución, hecha en tiempo récord y de manera inconsulta. Exigimos que se escuche al pueblo”, sostuvieron los organismos.
“Se hace imprescindible la acción del gobierno nacional. No alcanza con la intervención del PJ provincial”, leyó Taty el texto. En sus palabras, finalizó con el pedido de intervención a la provincia. “Lo que planteamos es que el gobierno nacional tiene que intervenir, de la manera que considere más eficaz. La intervención política es una de las posibilidades, puede ser otra, pero algo hay que hacer, urgentemente”, ratificaron a Página/12 Roberto Baradel y otros dirigentes sindicales presentes.
Muchas marchas
A la habitual dinámica de los jueves, día de marcha y ronda de las Madres en Plaza de Mayo, se sumaron ayer las distintas convocatorias en recuerdo de la noche del apagón en Jujuy, todas ligadas al presente. Sobre las 4 y media de la tarde, una extensa columna de la Tupac, con sus banderas blancas y sus wiphalas al frente, se retiraba por la avenida Corrientes, un ratito antes del comienzo del acto, por cuestiones organizativas. “A las Madres y a los organismos los amamos, recién estuvimos con ellos, el tema es que no movilizamos en micros y los compañeros tienen que volver al Conurbano en tren, no pueden volver tan tarde”, explicaba a Página/12 Alejandro “Coco” Garfagnini.
“Estamos reviviendo la trágica Noche del Apagón, con la misma metodología, camionetas de empresas privando a la gente ilegalmente de su libertad, irrumpiendo en sus casas, llevando compañeros, hasta a un abogado que los defiende. Es evidente que Morales pretende ser el heredero de Blaquier. Y nosotros pretendemos ser los herederos de Olga y Luis Arédez y de los que dieron su vida por un Jujuy distinto”, agregó el referente de la Tupac.
Sobre la misma hora llegaba a Plaza de Mayo la nutrida convocatoria del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que marchó hasta allí desde la Casa de Jujuy. Tras la bandera que dice “Basta de represión en Jujuy” se sumaron las de la Correpi, el Partido Obrero, el PTS, la AGD, el Serpaj, con presencias como las de Miriam Bregman, Vilma Ripoll, Manuela Castañeira, Gabriel Solano.
El Apagón, ayer y hoy
Hace 47 años, durante una semana, entre el 20 y el 27 de julio de 1976, se produjeron cortes de energía eléctrica simultáneos en tres pueblos jujeños: Libertador General San Martín, Calilegua y El Talar. Con los pueblos en penumbras, el ejército, la Gendarmería y la Policía provincial desplegaron operativos conjuntos que terminarían con los secuestros y torturas de 400 personas. 33 de ellas continúan desaparecidas. Las primeras en ser levantados en las camionetas de Ledesma fueron personas vinculadas con el movimiento sindical, estudiantil y villero. Con la Justicia que llegó a medias tras años de dilación de la Cámara Federal de Casación y la Corte Suprema (la Secretaría de Derechos Humanos exigió ayer que se inicie de manera urgente el juicio contra Alberto Lemos) aquellos hechos, lejanos en el tiempo, retumban hoy de manera demasiado cercana.
La carta de Morales
En su “Carta abierta por la Argentina de la Paz y la Verdad” Gerardo Morales volvió a intentar invertir la carg de la prueba: acusó al Gobierno nacional de un “permanente apoyo a grupos violentos organizados, y al kirchnerismo de “organizar el caos” y “la dictadura de las minorías”. Habló de “la escena que el kirchnerismo y su mano de obra barata, la extrema izquierda, han intentado montar en la provincia de Jujuy”. En su postura, nuevamente, la violencia es ejercida por quienes protestan en las calles, y sobre todo exportada, traída de afuera.
Ni lenta ni perezosa, Patricia Bullrich respondió, también vía Twitter: “El orden es el punto de partida. No se negocia con los violentos”, y abajo publicó su spot de campaña. Una pelea de duros en busca del voto de la derecha más endurecida.
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