Lejos del fin de ciclo, Cristina reforzó su liderazgo

Lejos de encarnar la figura del vacío de poder que se le augura a todo dirigente político en el último período de su mandato, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner logró en 2014 mantener la iniciativa política y articular una agenda exterior cargada –que tuvo como tema central la defensa de la soberanía en la disputa con los fondos buitre– con la gestión del día a día orientada a sostener la actividad económica. Según tiempo argentino ese esquema le permitió conservar una considerable imagen positiva –por encima del 50%– que la posiciona como gran electora de su sucesor al interior del Frente para la Victoria.

El año que se va fue para la presidenta uno de los más cargados en viajes al exterior. En enero, participó en La Habana de la II Cumbre de la Celac, el enorme foro latinoamericano. Desde allí, envió un mensaje que –después de que la Isla haya reanudado las relaciones con Estados Unidos– puede leerse en clave histórica: “Si alguien hubiera dicho hace diez años que toda la región iba a estar reunida en La Habana en un proceso de integración sin precedentes, seguramente nos hubieran tratado de utópicos.

” En marzo, viajó a Chile para asistir a la asunción del segundo mandato de Michelle Bachelet y también voló a Roma para reunirse por primera vez con el Papa Francisco. El encuentro se repitió en septiembre en la residencia de Santa Marta y volverá a reeditarse en enero de 2015 cuando viaje junto con Bachelet para conmemorar las tres décadas del tratado de paz entre ambos países. El vínculo con el Pontífice, que creció en calidez y sintonía con el correr los meses, seguramente influyó en la decisión del gobierno de haber celebrado el Tedeum del 25 de mayo en la simbólica Catedral metropolitana.

En marzo viajó a Francia, y recibió el compromiso de François Hollande para colaborar en las negociaciones con el Club de París y el apoyo explícito en la contienda con los fondos buitre. En junio, viajó a Bolivia para participar de la Cumbre del G77+China, foro que usó para insistir en la necesidad de una reglamentación global que proteja a las naciones de la especulación financiera. En septiembre, en la Asamble General de la ONU sostuvo que el accionar de los fondos buitre también es terrorismo. En Buenos Aires, recibió dos visitas estratégicas: el presidente de República Popular China, Xi Jinping, y el de la Federación Rusa, Vladimir Putin.

En tándem con el ministro de Economía, Axel Kicillof, la presidenta siguió de cerca la disputa con los fondos buitre e interpretó esa pelea en el frente externo como una cuestión nacional de defensa de soberanía. La gestión estuvo claramente orientada a promover políticas públicas que, ante un panorama internacional complejo, garantizaran el sostenimiento de la actividad económica y el nivel de empleo: se lanzaron los programs Progresar, Pro.Cre.Auto y los aumentos de la AUH, y las asignaciones superaron la inflación con el objeto de incrementar la demanda agregada. En un año con indicadores económicos incómodos para la performance a la que el kirchnerismo venía acostumbrado, la mandataria también mostró resultados de políticas que se habían empezado a planificar tiempo antes e inauguró junto con Florencio Randazzo –uno de los candidatos del oficialismo para 2015– los nuevos coches de las líneas Mitre, Sarmiento y San Martín.

Si bien Cristina escapó de la maldición del pato rengo en el escenario político, su salud sí dio cuenta del desgaste que produce el poder y tuvo varios episodios que la obligaron a descansar: dos torceduras de tobillo –la última este viernes–, dos faringitis fuertes y un cuadro de sigmoiditis.

Al iniciar su último año en el poder, cuenta una imagen positiva que –según el encuestador– oscila entre el 40% y el 55%, y se enfrenta a un escenario repleto de incógnitas y desafíos: ¿quiénes serán los candidatos del FPV en las primarias?, ¿qué rol jugará la mandataria en la campaña?, ¿podrá el gobierno retirarse del poder con indicadores económicos positivos? La tranquilidad con la que el país y la economía transitaron los últimos días del año –que varios dirigentes de la oposición y economistas habían augurado como catastróficos– fue interpretada por el gobierno como un dato clave al iniciarse el último tramo del mandato. «

El “doble estándar”

“Estratégica” fue la palabra que eligió el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre la relación con la Argentina. Putin visitó el país en julio, cuando se firmaron acuerdos bilaterales. El “doble estándar” de Gran Bretaña y EE UU en relación a Crimea y Malvinas fue otro de los temas en los que coincidieron.

Xi Jinping

La llegada del presidente chino, Xi Jinping, fue uno de los hechos destacados del año. Los mandatarios firmaron una serie de convenios y estrecharon vínculos comerciales. Fue el “establecimiento de una asociación estratégica integral”, definió Cristina Fernández la visita del mandatario asiático a la Casa Rosada.

El año de los trenes

Luego de la tragedia de Once, las promesas de renovación del sistema ferroviario encontraron en 2014 el objetivo cumplido: nuevas formaciones, nuevas vías, renovación de estaciones y destinos fueron parte de los anuncios de la presidenta y del ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo.

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