Los senadores de Cristina empezaron a trabajan en equipo con el PJ

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La ex presidente no fue a la sesión, pero sus pares se unieron al ex bloque de Pichetto para marcarle la agenda a Cambiemos. Cómo funciona su doble comando con Alberto.

La primera sesión del Senado posterior a las primarias tuvo secuelas de la aplastante victoria de Alberto Fernández: el bloque justicialista y el kirchenrismo se movieron en conjunto y anticiparon que si los resultados se repiten en octubre al menos en una primera etapa la Cámara estará al servicio del nuevo presidente.

No fue lo que pasó el 17 de julio, cuando el PJ, que inauguraba en la conducción a Carlos Caserio en reemplazo de Miguel Pichetto, aprobó pliegos de jueces pese a la resistencia de Cristina Kirchner y la obligó a irse del recinto junto a sus dirigidos antes de la votación.

Este miércoles la senadora faltó después de mucho tiempo a una sesión, todavía en Cuba para acompañar a su hija Florencia, internada desde marzo. Pero el jefe de su bloque Marcelo Fuentes coordinó cada detalle junto a Caserio, en una dinámica que podría aceitarse en diciembre y ya tiene su propia lógica de funcionamiento.

Fuentes es el interlocutor de Cristina ante el resto de los senadores; mientras que Alberto mantiene un diálogo permanente con Caserio, repasa los temarios de cada sesión y será su principal referente si es elegido presidente. Tanto, que en el Senado ya especulan con ser la Cámara de inicio de la mayoría de sus proyectos relevantes. 

Alberto habla con Caserio antes de cada sesión y Cristina Kirchner delega en el jefe de su bloque las gestiones. Este miércoles no le autorizaron al Gobierno la salida de tropas. 

Según supo LPO, por ahora las órdenes del binomio de Todos coinciden. “Hablan mucho entre ellos”, aseguran quienes los frecuentan. Son tiempos de campaña y las tensiones, si existen, no llegan a las primeras líneas. 

Este miércoles, Fuentes y Caserio bajaron del temario un proyecto del gobierno para autorizar la salida y el ingreso de tropas del país. El cordobés del PRO Ernesto Martínez intentó rescatarlo en recinto, se acercó a su coterráneo pero no hubo caso. 

“Estos ejercicios militares que se han acordado con otros países prácticamente empiezan ahora o están por empezar. Lo desconozco. Y en un 90 por ciento van a ser desarrollados en la próxima gestión, sea quien resultare presidente. Entonces, tiene una imputación presupuestaria fuerte, hay muchos compromisos. Queremos estudiarlo un poquito más”, le respondió con amabilidad Caserio.

Otro síntoma de unidad fue que el primer punto del temario se restringió al ingreso de acuerdos judiciales pero no al tratamiento de los ya dictaminados y rechazados por Cristina hasta con un video en redes sociales. No pudo hacer sentir su voz Rodolfo Urtubey, presidente de la Comisión de Acuerdos y activo promotor de la cobertura de vacantes en los Tribunales.

Como explicó LPO, si el frente Todos repite en octubre los resultados de las primarias Fernández podrá reunir hasta 35 senadores entre PJ y FpV-PJ, a sólo dos votos del quórum, que conseguiría sin problemas con los aportes de partidos provinciales de Misiones y Santiago del Estero, con 2 y 3 bancas cada uno y sus gobernadores cada vez más jugados con la campaña peronista.

Cristina tendría su peso específico como presidenta del Senado y con muchos militantes de La Cámpora a las nuevas bancas (Mariano Recalde, Martín Doñate y Martín Rodríguez, entre ellos), un capital que le aseguró  su hijo Máximo en el cierre de listas de junio. Alberto no participó del diseño de las nóminas y se abocó a contener a los emisarios de los gobernadores que en estos años fueron conducidos por Pichetto y colaboraron con las leyes claves de Mauricio Macri.

Aunque ya caminan junto a ella, la ex presidenta se los reprocha seguido: en la última presentación del libro “Sinceramente”, en La Plata, recordó que el primer presupuesto que le tocó votar en el Senado, en diciembre de 2017, fue sancionado con la colaboración de una parte de la oposición y el jefe de Gabinete lo modificó al día siguiente. Palos para Pichetto, pero también para sus ex dirigidos.

Con un doble comando tan claro, y algunas heridas que no terminan de sanar, en el PJ la mayoría prefiere continuar con un bloque propio y delegar en Caserio la negociación de cada temario con quien sea el nuevo emisario de Cristina, porque a Fuentes se le vence el mandato. O armar un interbloque, que no es otra cosa que la unidad de hecho en lo operativo pero a medias en lo simbólico. 

En Diputados la situación es similar: algunos miembros de Argentina Federal, la fuerza de los gobernadores, sondearon la posibilidad de sumarse al grupo de aliados que gestionan macristas con pasado en el peronismo, pero aclararon que primero deben consultar a sus jefes. 

Es que Alberto quiere empezar su gestión exhibiendo poder político, que consiste en una victoria por más de 55 puntos, la unidad plena con gobernadores e intendentes y, también, un total control del Congreso, donde imagina aprobarse una batería de leyes en diciembre para activar su prometido consenso económico social.

No será posible sino lleva a los recintos la unidad peronista que lo consagró candidato presidencial y podría asegurarle cuatro años en la Casa Rosada. Ya empezó mostrarla desde ahora.