Luis “Toto” Caputo lo hizo otra vez: deuda, contracción monetaria y suba del dólar

El ministro de Economía y el “asesor” Federico Sturzenegger impulsan un fuerte apretón monetario, una baja del costo salarial y la obtención de dólares a como dé lugar para que los bancos que quieran salirse de su posición en pesos puedan hacerlo.

Ni dolarización (por suerte), ni eliminación del cepo cambiario ni ninguna de las medidas de estructurales propuestas por Javier Milei fueron aplicadas y en su lugar terminó comprando un negocio con llave en mano que le ofreció el macrismo. Ese plan, diseñado por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el “asesor” (por ponerle algún mote) Federico Sturzenegger; se compone de un fuerte apretón monetario, una baja del costo salarial y conseguir dólares a como dé lugar para que los bancos que quieran salirse de su posición en pesos puedan hacerlo.

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El resultado es el mismo que el que ya se vivió con el macrismo y que, años después desarrollaría la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner: entran los dólares por deuda, se emiten pesos para comprarlos, se emiten letras y pases para esterilizarlos; luego los dólares se fugan y el país se queda con el pasivo. Bajo la idea de que toda esta ingeniería está enfocada en una supuesta dolarización de la economía como pretende el líder libertario, Caputo únicamente se enfoca en conseguir dólares y tiempo para que los bancos puedan cerrar el carry trade que acumularon durante los dos años de tasas de tres dígitos.

 

En el medio, la población ve como sus salarios medidos en moneda dura se destruye, al igual que buena parte de sus sueños de cambio, los créditos para ellos –no así para los bancos—se volvieron prohibitivos luego de que se desregulara la actividad financiera. Así, un banco comercial puede llegar a pedir hasta casi 400 por ciento por refinanciar el saldo de la tarjeta.

Desde el Ejecutivo, más precisamente Milei y Caputo, enviaron señales de una pronta unificación cambiaria. Caputo prometió dólares del campo, más precisamente 5000 millones de dólares de prefinanciación anticipada que los grandes productores agropecuarios habrían prometido, un acuerdo con bancos y con el propio FMI. Nada de eso pasó. Milei decidió colocar una tasa de interés negativa –por debajo de la inflación—para armar una especie de plan “Bonex” voluntario; es decir, sanear los balances de los bancos pero no de forma unilateral sino que sean los propios ahorristas que salgan despavoridos ante tamaña pérdida de poder adquisitivo (110 por ciento de tasa de interés nominal anual contra una inflación que se espera del 30 por ciento mensual).

Sin embargo, las medidas no lograron el objetivo buscado. Caputo realizó dos licitaciones de bonos para sanear la deuda de los importadores (los denominados Bopreal), sin éxito alguno. De esta manera, los dólares no llegan, los pesos tampoco y hasta se llegó a barajar, aunque informalmente, según supo este medio, la idea de un canje de bonos en moneda local pesos de largo plazo para captar las emisiones con vencimientos más cercanos por el equivalente a un mega canje de 71.000 millones en dólares.

Esto encendió señales de alerta y el veranito de estabilidad cambiaria se terminó, pasando de una brecha del 15 por ciento entre el ilegal y el formal al actual 40 por ciento. El diagnóstico es más que claro: sigue sin haber dólares. En el medio, los importadores, a los que les prometieron acceso irrestricto a las divisas para sus compras en el exterior, siguen sin obtener los dólares, lo que le suma presión a las reservas. En el mercado financiero comenzaron las apuestas. El dólar futuro implícito para enero se mantuvo en 833 pesos para fin de este mes, pero ya lo ven 1800 en octubre.

Precios y dólar

El Ministerio de Economía presentó el 12 de diciembre el programa económico de la nueva administración, que tiene como piedra angular eliminar el déficit fiscal y su financiamiento mediante la emisión monetaria del BCRA, así como la fuerte expansión de los pasivos remunerados resultante de las operaciones de esterilización. Otro de los elementos centrales del nuevo programa es la eliminación de distorsiones, restricciones y trabas burocráticas y la corrección de precios relativos (en especial, el tipo de cambio), como prerrequisito para estabilizar la economía.

Pese a ello, el Gobierno reconoce que la inflación de diciembre se ubicará, tras el salto del tipo de cambio de 120 por ciento, una suba de precios de al menos 30 por ciento. Aún con una desaceleración a 20 puntos en febrero y 15 en enero, el tipo de cambio volvería quedar con un fuerte retraso.

Las recetas ortodoxas y monetaristas de control de precios claramente no funcionaron. A nivel de componentes, tanto el circulante en poder del público como los depósitos a la vista alcanzaron nuevos mínimos históricos, al ubicarse en 2,1 y 4,1 por ciento en términos del PIB, respectivamente. En la medida que se vayan resolviendo los desbalances existentes en la economía se prevé una gradual recuperación de la demanda de saldos reales desde los reducidos niveles a que los condujeron en la última etapa las tendencias previas.

A esto se suma la aspiradora de pesos vía los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado, al igual que los medios de pago, exhibieron en los últimos meses una sistemática caída por efecto la aceleración inflacionaria, que ganó dinamismo en diciembre por el sinceramiento del tipo de cambio y otros precios que estaban reprimidos. Las colocaciones a plazo fijo experimentaron una contracción mensual de 23,6 por ciento semestral precios constantes en diciembre y, de esta manera, acumularían una caída del orden del 48,2 por ciento en 2023. De este modo, el saldo de estas colocaciones a precios constantes se redujo hasta registros mínimos de los últimos 20 años.

Pese a haber aplicado todo el arsenal macrista de ajuste, los dólares no aparecen, la inflación no baja, los depósitos huyen y los salarios valen cada vez menos.

FUENTE EL DESTAPE