La presidenta había anunciado que pediría la intervención de la Cruz Roja Internacional.
Norma Gómez aún no terminó su duelo. Eduardo, su hermano, es uno de los 123 caídos en la guerra de Malvinas cuyos restos todavía no fueron identificados. “Cuando nosotros fuimos por primera vez a las islas, en 1991, nos llevamos una gran sorpresa –relató Norma a Tiempo Argentino–: mi hermano no había sido reconocido entre los caídos. ‘¿Dónde está?’, nos preguntábamos con mi madre”. La única respuesta que encontraron en el antiguo cementerio que se había levantado en el archipiélago estaba escrita en inglés: “Soldado argentino sólo conocido por Dios” –se trataba de una frase que pretendía llenar el vacío que dejaba el anonimato de un cuerpo sin reconocer–. “Volví a Malvinas en 2009, a la inauguración del nuevo cementerio –recuerda Norma–. A diferencia de la primera vez, aquella frase estaba en castellano. Pasaron muchos años y aprendimos a vivir con el dolor”.
A 30 años de la guerra, Norma recuperó la esperanza: el 29 de octubre pasado, la Justicia Federal declaró admisible un recurso de amparo que presentaron los familiares de los caídos para que se identifique a los desaparecidos y se determine la causa de su muerte. “Para nosotros es un paso muy importante –afirmó la hermana de Eduardo–. Es una satisfacción. Es algo que estábamos esperando desde hace mucho tiempo”.
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