La convocatoria fue sumando apoyos en las últimas horas de dirigentes y partidos políticos, movimientos sociales y hasta docentes y centros de estudiantes de universidades privadas. Cuanto más transversal se hacía el llamado a defender la educación superior pública, más virulentos se volvían los ataques del presidente, su entorno y base aliada.
Docentes, no docentes, estudiantes y un heterogéneo abanico de ciudadanos saldrán este martes a las calles de todo el país en contra del ajuste en la educación superior pública del Gobierno de Javier Milei, quien resolvió congelar el presupuesto de 2023 para universidades, aunque la inflación en ese año fue superior al 200%. Clases públicas coordinadas entre estudiantes y docentes, persecución en redes sociales de trolls oficialistas contra dirigentes del movimiento estudiantil y ataques del Presidente y de ministros en Twitter protagonizaron la previa de la Marcha Federal Universitaria, que se espera que sea de las más masivas desde que el libertario asumió en Casa Rosada.
Fuentes del Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires le adelantaron a El Destape que no se va a activar el protocolo antipiquetes. El principal motivo es que imaginan que será una movilización muy grande para que sea aplicable. Sin embargo, no dieron una precisión sobre qué hará el Gobierno nacional: la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo en una entrevista que podría aplicarse si hay “provocaciones”.
Quiénes movilizan
Hace algunas semanas, la Federación Universitaria Argentina (FUA) y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) convocaron junto a todos los gremios docentes a la movilización para este martes. Luego, los distintos centros de estudiantes de todas las universidades nacionales anunciaron su acople. Pero la marcha no es la primera ni la única medida. “Con una marcha ya sabemos que no lo vamos a resolver, por eso es que estamos haciendo ya desde hace semanas asambleas estudiantiles para ver cómo podemos organizar la marcha y ver cómo seguimos interpelando al que todavía está un poco fingiendo demencia”, dijo a El Destape Macarena Videla, estudiante del profesorado y de la licenciatura en Psicología en la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) y militante del Movimiento de Participación Estudiantil (MPE).
Además, hicieron mucho énfasis en la movilización las autoridades de las universidades, como es el caso del vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Emiliano Yacobitti, quien el jueves pasado opinó que la marcha del 23 va a ser “histórica”. Lo hizo después de que el Gobierno anunciara un supuesto acuerdo por más presupuesto con el CIN, luego desmentido por el Consejo. “No hubo un acuerdo, hubo una propuesta del gobierno, de manera informal, donde se comprometen a subsanar el 25% del ajuste de los gastos de funcionamiento de las universidades. Los gastos de funcionamiento representan solo el 10% del presupuesto universitario. El otro 90% son salarios, que siguen perdiendo un 35%, desde diciembre, comparados con la inflación”, tuiteó el ex diputado nacional de Evolución Radical.
Esta convocatoria excede a la comunidad educativa, ya que promete mostrar una transversalidad en el espectro político que se empezó a ver en la movilización del 24 de marzo, pero ahora profundizada: respaldaron la movilización el peronismo, gran parte del radicalismo, la Confederación General del Trabajo (CGT), la izquierda, los movimientos sociales, referentes de universidades privadas, gremios docentes de primaria y secundaria y ciudadanos comprometidos con la causa de las universidades públicas.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires, la convocatoria de la UBA es a las 14.30 a la Plaza Houssay, a las 15.30 al Congreso de la Nación y a las 17 en la Plaza de Mayo, donde confluirán estudiantes de toda las universidades nacionales del AMBA, además de otros que se acercarán de otras provincias, como es el caso de Rosario. También habrá movilizaciones en múltiples puntos de las distintas provincias del país.
Ataques a dirigentes del movimiento estudiantil
El Gobierno no solo ataca a las universidades con el congelamiento del presupuesto, sino que a través de trolls coordinados se encarga de atacar opositores, como es el caso de la presidenta de la Federación Universitaria de Rosario (FUR), Flor del Alba Cruz, quien recibió ataques racistas y xenófobos en sus redes. “Se dedican a insultar a una piba de 25 años, no conocen quien soy ni de donde vengo, lleno de comentarios insultantes y agresivos. Vergüenza a todos los que se suman a utilizar las redes sociales como herramienta de odio. Nos vemos el martes 23, las convicciones siguen intactas”, les contestó.
Los ataques a la dirigente estudiantil que nació en República Dominicana, aunque vive en la Argentina desde hace 18 años, buscaron alimentar el relato que apunta a los extranjeros como chivo expiatorio de la crisis argentina. El periodista rosarino Santiago Baraldi difundió una fake news en la que aseguraba que la presidenta de la FUR llegó “de la tiranía de Venezuela hace 8 años” y que “en su país no hubiera podido protestar” porque “terminaba en El Helicoide”. A esa mentira, Del Alba Cruz contestó: “Es una vergüenza que difundas mi imagen y sobre todo mientas. Los espacios gremiales universitarios son electos por los estudiantes”. En diálogo con El Destape, se refirió a estos ataques: “Los discursos de odio en temas muy controversiales en la Argentina son moneda corriente. No lo veo como un ataque personal, sino como una suma de comentarios que se enmarcan en un desprestigio de la universidad pública y sobre todo con el reclamo que estamos haciendo, del pedido de lo mínimo e indispensable para poder seguir funcionando de la mejor forma”.
El Poder Ejecutivo se acopla a los trolls y provoca
Además de los tuits en los que Milei catalogó de “salamines” a quienes “escriben cartitas indignados negando que se usan las universidades públicas para hacer negocios turbios y adoctrinar”, se sumaron provocaciones de ministros de su gabinete, como fue el caso del titular de la cartera de Economía, Luis Caputo, quien describió a la movilización como “un berrinche”, o de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien aseguró en La Nación Más que aplicará el protocolo antipiquetes porque “puede haber una provocación”. Así como ahora integra un Gobierno que ajusta a las universidades pública, en septiembre de 2023, cuando estaba en plena campaña presidencial y cuando intentaba polarizar con Milei, se expresó en Twitter a favor de la “educación pública, gratuita y de calidad”. En aquel momento opinó: “Sin educación no tenemos futuro, sin educación no tenemos nada”.
El vocero de la Presidencia, Manuel Adorni, aseguró que la marcha está “incentivada por la política“. En la conferencia de prensa que da habitualmente en Casa Rosada, el vocero dijo: “No digo que no sea algo genuino de los alumnos, es genuino lo que hacen y los reclamos que puedan considerar. No consideramos genuino que desde un escritorio se incentive este tipo de cuestiones”.
Así como estalló contra los diputados cuando no le aprobaron los artículos en particular de la ley ómnibus, contra los senadores cuando rechazaron el DNU o contra la CGT cuando convocó al primer paro general en enero, Milei parece haber adoptado una posición violenta contra las autoridades, los docentes, los no docentes y los estudiantes que impulsan lo que podría ser la marcha más grande contra sus políticas hasta ahora. La dimensión y la transversalidad de esta movilización será una prueba para todos los sectores políticos y sociales del país, y para el propio Gobierno, que ya ha dado marcha o moderado sus intenciones atrás ante la presión popular.
fuente:el destape