El gobierno de Javier Milei empujó al personal de Arsat al conflicto salarial hace 3 meses. No les reconoce el acuerdo que firmó la empresa con el secretario General de Foetra Carlos Marín para que los trabajadores queden bajo convenio de telecomunicaciones. En la práctica implica mejores salarios. La empresa estatal tiene un gran valor de mercado por lo que se encuentra en la mira de varios privados y es superavitaria.
Los trabajadores de ARSAT mantienen un conflicto salarial a raíz de que las autoridades gubernamentales no respetan desde hace 3 meses las paritarias acordadas que el sindicato FOETRA hizo con las compañías del sector.
La situación concreta radica en que ARSAT llevan un atraso salarial de más del 130% respecto a la actividad, lo que significa que en la práctica más de 700 familias están cobrando casi la mitad del sueldo que les corresponde, ya que el Gobierno solo ofrece los aumentos paritarios establecidos con los sindicatos estatales, cuyas cifras son muy dispares a las de FOETRA.
En este marco, en las últimas semanas hubo audiencias en la Secretaría de Trabajo en las cuales ningún funcionario hizo siquiera alguna propuesta para resolver tal situación.
Cabe destacar que ARSAT es una empresa superavitaria y que cuenta con el dinero para afrontar la actualización salarial correspondiente y que no recibe plata del Tesoro Nacional para tal fin.
El gobierno de Javier Milei en febrero dejó al frente de la empresa al ex gerente de Tecnología Informática, Mariano Greco, como presidente y gerente general en reemplazo del abogado mendocino Facundo Leal.
Pero en simultáneo, el Gobierno desplazó al director Carlos Andrenacci, que estaba en el Directorio de Arsat en representación del gremio de los empleados de telecomunicaciones Foetra y que venía impulsando la construcción de una empresa estatal de telefonía celular.
Arsat, a su vez, es una de las empresas que el gobierno propuso privatizar en el proyecto de Ley ómnibus, pero no pudo aprobar en el Congreso.
La gestión de Arsat está enfocada en cuatro segmentos: el satelital, con la estación terrena de Benavidez, que tiene en órbita los satélites geoestacionarios Arsat 1 y 2; la Red Federal de Fibra Óptica, con más de 35.000 kilómetros de red troncal; la Televisión Digital Terrestre, que tiene 102 torres en funcionamiento, que cubren el 90% del país; y el data center, que es uno de los más potentes de América latina.
En la actualidad, el proyecto clave de inversión es la construcción del satélite SG1, el tercer satélite de Arsat, que tiene un crédito otorgado de la Corporación Andina de Fomento (CAF), por US$ 240 millones y se prevé lanzar en el primer trimestre de 2025.
Además, previo al cambio de funcionarios, en Arsat estaban trabajando para «terminar de definir» la construcción del cuarto satélite de Arsat, el SG2; planeaban construir una red de data centers descentralizados; una nueva estación satelital en Mendoza, que funcione como back-up de la que tienen en Benavídez; y una sede de investigación y desarrollo en Bariloche, Río Negro.
Actualmente todos los proyectos se encuentran en suspenso y su personal altamente calificado, amenazado y mal pago, mientras Milei le pone y le saca el cartel del venta.
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