La camiseta y la pelota

   La llevaba. Paralelo al área, fisgoneando un posible buraquito en la cordillera con forma de retaguardia, de camisetas blancas. Se la arrojó a Erbes. En realidad, se la sacó de encima. La jugada siguió, pero él se desentendió del partido, insultando al cielo, carajeando a sus compañeros. Tal vez a sí mismo. Juan Román…