El histórico líder de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, seguirá detenido acusado de ser el principal instigador del homicidio del militante del PO Mariano Ferreyra, el 20 de octubre de 2010, en una emboscada contra trabajadores tercerizados y militantes de fuerzas de izquierda en el barrio porteño de Barracas.
Su abogado, Carlos Froment, fracasó una vez más en su intento de llevarlo libre al juicio oral y público que comenzará en agosto próximo. En momentos en que comienza a redefinirse la política ferroviaria y justo cuando la puja entre el moyanismo y el anti moyanismo en la CGT escribe sus páginas decisivas, la Cámara Federal de Casación Penal rechazó un pedido de excarcelación. Pedraza intentó tender puentes, pero nunca encontró un lugar al que sus intenciones pudieran llegar con éxito.
Queda por delante para la defensa del sindicalista, todavía, la posibilidad de recurrir a la Corte Suprema. Pero un simple cálculo matemático parece desembocar en una conclusión: es virtualmente imposible que el gremialista ferroviario llegue en libertad a la instancia en la que se jugará su culpabilidad o su inocencia. O, lo que es lo mismo, su libertad o la cárcel por el resto de su vida.