Podría ser un argumento interesante para un libro de policiales, ahora que el género vuelve a estar en auge. Porque esta historia tiene que ver con un hombre misterioso que carga mucho dinero en un tren, con obras de arte muy prestigiosas robadas hace tiempo y con los tesoros que el nazismo confiscó, que aún siguen dispersos en los lugares más impensados del mundo. Será cuestión de que algún escritor ponga manos a la obra. Pero por ahora, esta información no ocurrió en la ficción sino en la vida real. Según publicaron las agencias dpa y Efe, una colección de 1500 obras de arte que habían sido confiscadas por los nazis fueron encontradas estos días en la casa de un hombre en Munich. De acuerdo con el semanario alemán Focus, el lote incluye trabajos de Henri Matisse, Pablo Picasso y Marc Chagall.
Hitler ante obras que para el régimen nacionalsocialista eran “arte degenerado”.
Algunas de las obras habían sido declaradas “arte degenerado” por el nazismo y, en consecuencia, habían sido confiscadas. Otras habían sido robadas a coleccionistas judíos. Siempre según el semanario, la investigación comenzó en la primavera boreal de 2011, pocos meses después de que la policía alemana interceptara a un hombre de 80 años con una inusual suma de dinero en efectivo en un viaje en tren entre Suiza y Munich. Las pesquisas llevaron a la policía a las puertas mismas de la casa de este hombre, llamado Cornelius Gurlitt. De acuerdo con la revista, resultó que su padre era marchand, se dedicaba a comercializar obras de arte y había adquirido las pinturas en los años ’30 y ’40. El marchand Hildebrand Gurlitt tenía autorización del régimen nazi para trabajar con el “arte degenerado” que las autoridades retiraron de los museos alemanes en 1937. Además, se beneficiaba de un salvoconducto para entrar y salir de los depósitos berlineses, donde los oficiales de Hitler acumularon más de 20 mil piezas requisadas de museos o colecciones públicas. Una vez iniciada la guerra, Gurlitt participó en intercambios artísticos para conformar un inmenso museo que Hitler planeaba construir en la ciudad austríaca de Linz, a la que se sentía unido por lazos sentimentales. Este quimérico Führermuseum iba a albergar la colección de arte más grande del mundo. Obviamente, sin ejemplares de los que los nazis consideraban “creación degenerada”. El hijo de Gurlitt las tuvo guardadas durante más de medio siglo en repisas rudimentarias y en cuartos oscuros. Según la publicación, Gurlitt vivía de los ingresos que obtenía con la venta esporádica –e ilegal– de alguno de estos cuadros. Por este motivo, la Fiscalía Federal alemana está estudiando acusarlo por un presunto delito de evasión fiscal.
Mientras tanto, las pinturas decomisadas se encuentran en un recinto de seguridad de la aduana de Munich. Una historiadora de arte de Berlín fue contratada para la tarea de dilucidar el origen y valor del tesoro que, en apariencia, acaba de ser hallado. Pero, según Focus, las pinturas llegarían a valer unos mil millones de euros, es decir, 1300 millones de dólares.
Una de ellas es, al parecer, una obra de Matisse que en su momento fue propiedad del coleccionista Paul Rosenberg, abuelo de la periodista francesa Anne Sinclair. Rosenberg fue obligado a dejar su colección cuando huyó de Alemania en la década del ’30. Esta incluye obras como Mujer en rojo y verde de Fernand Léger, Nenúfares de Claude Monet o La odalisca, armonía azul de Matisse. En todos los casos, se trata de obras emblemáticas de los artistas que fueron recuperadas y subastadas en los últimos años. Por otra parte, la ex esposa del antiguo director del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn se ocupa desde hace tiempo de seguir la pista de los cuadros robados por los nazis. Pero al parecer no sabía de la existencia de esta pintura de Matisse.
Según señala la agencia Efe, en el lote también había obras de Emil Nolde, Franz Marc, Max Beckmann y Max Liebermann. El nazismo catalogaba la mayoría de las obras de arte moderno como “degeneradas” y acusaba a los artistas o bien de ser contrarios a los intereses alemanes, o bien de ser judíos. En 1937, por ejemplo, los nazis montaron una exposición en Munich que consistía en obras de arte expuestas de manera caótica, acompañadas por etiquetas de textos que las ridiculizaban. Además, se ponía el precio que las autoridades alemanas anteriores a 1933 habían pagado por ellas. De esta manera, se buscaba influir la opinión de un pueblo que sufría las consecuencias de la guerra y la tremenda crisis de 1929.
Con sus argumentos funestos, los integrantes del régimen se las arreglaron para que algunas pinturas fueran confiscadas o destruidas y otras, vendidas a coleccionistas por un precio inferior a su valor real. De acuerdo con lo publicado por la BBC de Londres –que también cita como fuente a Focus–, al menos 200 de las obras que ahora aparecieron venían siendo buscadas por la justicia ya que el robo había sido denunciado en términos internacionales.
De acuerdo con el Museo del Holocausto de Estados Unidos, ubicado en Washington, el nazismo se apropió de unas 16 mil obras de arte cuyo destino en muchos casos sigue siendo incierto.
Investigación
Según el semanario alemán Focus, un equipo de inspectores de aduanas culminó con este hallazgo una investigación que se inició en 2011, cuando interceptaron al anciano en posesión de los cuadros en un control fronterizo.